Inicialmente los pobladores
del Tolima se ubicaron en las riveras de los ríos ya que su economía dependía
de los recursos que de ellos se derivaban. Aunque son pocas, las evidencias
arqueológicas indican que los patrones de asentamiento fueron pequeños grupos
de pobladores que convivían en la región con su propio desarrollo económico,
social y cultural: pijaos, panclos, yaporojes, babadujos, entre otros. Adolfo
Triana Antorveza, (1992:52) refiriéndose a las pautas de población, propone
cuatro áreas geográficas densamente pobladas encontradas por los españoles en
el siglo XVI:
fuente: Blog del cañon del combeima
-La cuenca del Combeima: donde
se encontraban los itaima, combeimas, anaima y buluyas, cada uno localizado en
una sub-región específica, según los pisos térmicos.
-La Cordillera Central: con un
gran número de grupos pijaos, quienes generalmente no se organizaban en
poblados, prefiriendo viviendas dispersas en las cuchillas de las montañas.
-La Sabana: donde se
establecieron los coyaimas, natagaimas, toanos, ombeches, güauros, tamagales,
yuparojes y guequimas. “El patrón de asentamiento de los grupos que tenían su
hábitat en las cuencas del Saldaña y el Magdalena, estuvo determinado por
factores organizativos (segmentos) y geográficos distintos a los observados
en la cordillera. La pauta correspondía a las condiciones y
posibilidades ofrecidas por los ríos y quebradas, los cuales podían variar su
curso en cada invierno y a las necesidades económicas y de defensa” (Ibid:55)
-La Cordillera Oriental: con
grupos pijaos, entre los cuales los güauros y los tamagales, pequeños grupos
con pautas de población similares a la de los coyaimas, ubicados en las orillas
de los ríos o asentados en los islotes, donde practicaban horticultura de
rotación.
Autor: Pedro Nel Gomez
Según los planteamientos del
historiador Adolfo Triana Antorveza los nativos que enfrentaron el proceso
colonizador en el Tolima desarrollaron formas organizativas diferentes a las
comunidades organizadas en cacicazgos, confederaciones y demás jerarquizaciones
propias de otras culturas aborígenes.
Las relaciones que se dieron
al interior de los segmentos o parcialidades eran determinadas por el
parentesco, formando clanes consanguíneos que vivían esparcidos por el
territorio, no sujetos a formas jerárquicas de administración centralizadas.
Las agrupaciones o segmentos no se constituían en verdaderas tribus sometidas a
un jefe a quién se pagara un tributo como forma de coacción económica, como si
existió en otras culturas precolombinas, se trataba más bien de lideres.
Por la condición guerrera del
pueblo pijao, se cree que su organización social era de tipo piramidal, con una
cabeza visible que entre los años 1605-1610, era el famoso cacique Calarcá.
moneda de diez centavos, colombia (1956)
Entre las actividades de los
pijaos se puede establecer la caza, la pesca y la recolección de frutos y
alimentos. Los cultivos de árboles frutales y la agricultura en general,
estaban muy desarrollados, lo que sirvió como complemento de su alimentación e
intercambio comercial con otras poblaciones.
El cultivo principal era el
maíz. En tierras calientes se recolectaban anualmente hasta tres cosechas de
yuca, arracacha, frijoles, malafa, patata, maní, calabaza, patilla, piña,
aguacate, badea, papaya, granadilla, guayaba, papa, cubios, hibias, tabaco,
algodón, fique y coca.
Los indígenas de estas tierras
adoraban la luna; no poseían casta sacerdotal pero existían los llamados
mohanes o chamanes quienes se podían comunicar con los espíritus, se encargaban
de predecir el futuro, eran los encargados de curar a los enfermos y de practicar
las ceremonias religiosas.
La cúspide del panteón pijao
estaba ocupada por Locombo, Dios benévolo, abuelo del tiempo y la abundancia y
por Nacuco, Dios malévolo y creador del mundo. El contacto prematrimonial
estaba prohibido y se castigaba con la muerte, la misma noche de bodas. Los
hombres podían tener un gran número de esposas.
Las viviendas de este grupo
indígena eran de barro y madera con la que hacían tapias altas, que luego se
blanqueaban.
Cultura Material
Orfebrería
Se caracterizó por la
fabricación de pectorales antropomorfos y esquemáticos, con o sin decoración,
pectorales con cabeza antropomorfa y terminados en forma de ancla, con márgenes
caladas y extremidades en escuadra con los superiores en forma de alas,
pendientes y collares de cuentas y figuras antropomorfas y zoomorfas, por lo
general lisas. La técnica empleada era de “Fundición por cera perdida y
martillado para extender los bordes a los cuales se les dio forma cortándolos y
adornándolos” (Pérez de Barradas.1958, 3-14).
Cerámica
Se fabricaban gran variedad de
vasijas y objetos de cerámica de uso doméstico y ceremonial, algunos de gran
tamaño y presencia de color (rojo, café, amarillo, negro), y utensilios de
piedra como lascas para el raspado, perforación, golpeteo y corte, fabricados
con materias primas de origen volcánico.
También se destacó entre sus
actividades el “arte rupestre” que se encuentra profusamente documentado
gracias a los numerosos hallazgos de petroglifos y pictogramas.
La lengua de los Pijaos,
habitantes ancestrales del departamento del Tolima, se perdió a través de
siglos de colonización, ya para los años 40s del siglo XX esta lengua se había
extinguido del todo, solo algunos ancianos de los resguardos de ortega Tolima,
recordaban algunas palabras que fueron recogidas por el antropólogo alemán
Erasmus Reichel –Dolmatoff Y la
antropóloga Alicia Dussan, recopilación que fue confirmada posteriormente por
el sacerdote huilense, Pedro José Ramírez Sendoya. Esta relativamente reciente
recopilación, aumento la pequeña lista de palabras que dejaron los cronistas
españoles.
Pero los remanentes del léxico
indígena Pijao, no se limitan únicamente a estas pocas palabras recogidas, pues
la conformación genética mestiza del departamento, ha hecho que se conserven
muchas palabras indígenas en el hablar de los campesinos, y en el hablar
general de la población del Departamento del Tolima.