miércoles, 8 de abril de 2020

PATRIMONIO CULTURAL DEL HUILA




Fuente: "Majestuoso nevado del Huila"
Orozco,P (S:F) 


De 1908 a 1910 el Huila recibió el nombre de departamento de Neiva pero posteriormente el Congreso de la República le restituyó nuevamente el nombre del Huila. El nombre Huila según el francés Reichel Dolmatof, proviene del vocablo quechua huilque quiere decir anaranjado, color que aparece frecuentemente en el nevado del Huila en las horas de la tarde.

La población aborigen se agrupa en tres familias: la andaquí, al sur del departamento, la páez, al oriente del río Patá, y la tama, hacia el río Cabrera.

Desde épocas muy antiguas hubo habitantes en la zona y varias comunidades vivían en los valles, sin embrago la más destacada y adelantada culturalmente fue la familia agustiniana. Su composición étnica surgió fundamentalmente del resultado del mestizaje entre los grupos aborígenes y los españoles durante la conquista y, en la colonia, de la mezcla de estos mestizos con los colonizadores. El grupo étnico de la región hace parte del antiguo Tolima Grande, es hispano-caribe, emparentado con los valientes pijaos del norte, los paeces del sur y otros no menos importantes, que ocupaban las bajas vertientes cordilleras y defendieron con vehemencia su terruño ante la presencia del invasor.

Hoy en día el Huila tiene 6 resguardos indígenas: Paniquita en Rivera, La Gabriela en Neiva, La Tatacoa en Villavieja, Bache en Palermo, La Gaitana en San Mateo, El Líbano, El Rosal y Bajo Rosal en La Plata, Guambia en el Congreso en La Plata y Campoalegre en la Argentina.





Cabildos Indígenas
Nuevo Amanecer en la Argentina, Yanacona en Pitalito, Yanacona en San Agustín, La Reforma en la Plata, Talaga la Estación en la Plata, San Miguel en la Plata, Llanobuco en Nataga, Cshaw Páez en la Plata, Cabildo Huila en Iquira, Los Ángeles en la Plata, Potreritos en la Plata, Nueva Irlanda en la Plata, Avirama en Cauca, Malta en la Plata, Juan Tama en Tello.


Agrupaciones en asentamientos indígenas
Los andaquies en Acevedo, los bambuca y piedra pintada en Aipe, La gaitana en Timaná, Santa Maria en Santa Maria, los guagua en Palermo, los changuayaco en Pitalito, los tamas tres y maninches en Neiva.

Pueblo Yanakuna en San Agustín
El Pueblo Yanakuna se ubica en los departamentos del Putumayo, Cauca, Huila, Valle, Caqueta, Quindio y Bogotá, D.C. de Colombia. 
Los Yanakunas hablan español y están en un proceso de fortalecimiento y recuperación de su ancestro lingüístico Quechua, de su idioma ancestral quedan toponímios, hidronimios, nombres de utensilios, botánica, expresiones de su uso cotidiano, apellidos, expresiones ceremoniales. Toda esta riqueza, que es lo suficientemente significativa como para afirmar la existencia de una tradición lingüística anterior a la llegada de los españoles, de origen quechua hablante, permanece viva entre la gente y dispersa por sus montañas definiendo junto al territorio físico un territorio lingüístico.
Algunas palabras que aún se usan cotidianamente son:

Pichanguiar (barrer)
Tatai (asco)
Cacai (miedo)
Chichai (frío)
Chichuca (caliente)
Topar (encontrar)
Taita (padre)

inti, llakta, urku, pupu, pampa, entre otras, se escuchan con frecuencia, cuando uno comparte las charlas de fogón a las horas de comer en las frías noches del Macizo. Allí mismo, se puede escuchar los nombres de plantas medicinales, alimenticias y de uso para la producción de utensilios como el chaquilulo, la palchiuaca, la sachapapa, la cayamba, la sinaguata, la majua, la mamaguasca, la guaca blanca, la quinua y el ulluco

Fuente: “Yachay Wasi” (Casa del pensamiento.)
Resguardo yanacuna San Agustin (6 de enero / 2020)


Artesanías de Huila

El Huila tiene una amplia tradición artesanal muy apreciada en todo el país e incluso en el extranjero. Su gran calidad y extraordinaria finura se obtiene gracias al trabajo de manos maestras y a la diversidad de los productos en los municipios. Esta actividad es heterogénea tanto en los individuos como en los oficios y su difusión se realiza por tradición familiar, gracias a la transmisión empírica de los conocimientos. Los objetos finales cumplen una función utilitaria, aunque tienden a adquirir el carácter de obras de arte, por lo tanto, es una actividad económica cuyos productos no están sometidos a las reglas de oferta y demanda y cuya diferenciación deriva de la creatividad y la tradición cultural.

En el Huila existen cerca de 1200 familias dedicadas a diferentes oficios artesanales que se han constituido progresivamente en sus únicas fuentes de ingreso. La artesanía huilense pertenece a los tres sectores económicos: primario (extracción: arcillas), secundario (transformación) y terciario (comercialización) generando empleo en todo el departamento. Actualmente, el oficio artesanal ha perdido su esencia de pasatiempo y se ha convertido en una actividad de carácter eminentemente económico.

En sector artesanal del Huila está compuesto por diversos oficios entre los que se destacan aquellos de mayor tradición tales como: cerámica y tejeduría de fibras vegetales a base de plátano, fique y pindo. Entre la tejeduría se incluyen la cestería, que utiliza materias primas como el bambú, bejucos diversos como el chipalo, árboles como el guácimo y la guadua, y la sombrerería a base de pindo e iraca o palmicha, de la cual se elabora el conocido sombrero suaceño. Otros trabajos importantes son aquellos en madera, piedra, mármol, joyería, muñequería y bordados.

La cerámica ha sido el oficio de mayor trayectoria cultural en el Huila, especialmente gracias a su desarrollo en Pitalito desde mediados del siglo XX con posterior expansión a San Agustín.


              
fuente: "Las artesanas Indira Osorio y Gina García en un taller de producción cerámica en el departamento del Huila, en el sur de Colombia."
Angulo,M (2018)


La cerámica es un producto que se muestra con orgullo y que exige calidad, lo que se ha vuelto una preocupación constante para los artesanos de Pitalito y San Agustín. En Pitalito se pueden encontrar obras que expresan un sentido indígena dándole un toque contemporáneo. Entre los productos más comunes encontramos las famosas chivas, las casas campesinas, los mercados y muchos trabajos en cerámica viva que representan el mejor recuerdo tradicional del Huila.

En San Agustín se aprecian las mejores replicas precolombinas y tejidos en fibra de plátano elaborados en el estrecho de Obando, uno de los lugares que no se pueden dejar de visitar en el municipio.

En Tello, al norte del Huila, se desarrolla la cestería con trabajos en lámina de guadua produciendo artículos como fruteros, cestas, canastos, baúles y joyeros que por su elaboración aseguran un producto de larga duración. Los mejores sombreros de pindo, se podrá adquirir en Palermo, Baraya, Santa María y Campoalegre. Los mejores sombreros tejidos en iraca, en Suaza, Acevedo y Guadalupe.


Para la tejeduría se emplean fibras naturales diversas que se extraen de la corteza de los árboles. Ésta se corta longitudinalmente para separar la parte seca que la recubre, se frota con un rodillo para sacar el bagazo, se lava con abundante agua y se desenreda para pasarla al huso, donde se obtienen el hilo que forma un ovillo. Si se quiere teñir, los colores se añaden al hilo.

La palma de iraca utilizada principalmente para los sombreros se extrae de los cogollos de la palma que aún hoy en día crece silvestre a la sombra de los guaduales. Con un ripiador (hueso de perro, gallina o pescado) se separa el cogollo en tiras que luego se atan en manojos de seis pares para cocinarlas durante una hora sobre un tendido hecho con el material sobrante. Una vez cocidas se enfrían, se lavan, se escurren y se sacuden para separarlas. Es de ahí de donde se seleccionan las mejores pajas que se van cerrando solas, dando como resultado fibras hasta de un milímetro de diámetro y 50 o 60 centímetros de largo.

Sentados en su ancestral butaco, casi en cuclillas, hombres y mujeres tejedores de pindo y sus descendientes de diversas edades, continúan su labor apoyados en la “chanchala”, especie de trípode, para dar comienzo al trenzado de la paja. Vuelta sobre vuelta, con mucha dedicación, le van dando forma a los sombreros que se golpean al final para mejorar su textura





Artistas destacados del territorio HuilenseRicardo Borrero Álvarez

El maestro huilense más notable en la historia de la pintura colombiana es Ricardo Borrero Álvarez, uno de los mejores paisajistas nacionales de principios del siglo XX.
Nacido en Aipe (y bautizado en Gigante) en 1874, estudió inicialmente en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, donde recibió lecciones de los pintores españoles Enrique Recio Gil y Luis de Llanos. En 1895 viajó a Sevilla a perfeccionarse y a su regreso, tras una intensa actividad artística, fue director de la Escuela de Bellas Artes de Bogotá entre 1918 y 1931.

En la colección de la Subgerencia Cultural del Banco de la República se conservan cuatro piezas maestras de Ricardo Borrero Álvarez: Atardecer en la quebrada de La Tatacoa, Iglesia de San Diego, Puente sobre el río San Francisco, y Mujer subiendo una escalera. En ellas se aprecian claramente las tendencias que caracterizaron al arte colombiano y latinoamericano de su época.


Pintura:Ricardo Borrero Álvarez (1874-1931) Atardecer en la quebrada de La Tatacoa Óleo sobre tela, c. 1925 89,5 x 115 cm AP2869. Colección de Arte del Banco de la República



 Pintura: Ricardo Borrero Álvarez (1874-1931) Iglesia de San Diego Óleo sobre madera s.f 32,5 x 41 cm AP4165. Colección de Arte del Banco de la República

Tierra de talentos
La lista de pintores del Huila posteriores a Ricardo Borrero Álvarez, y especialmente la de los jóvenes maestros de hoy, es rica y diversa. Baste mencionar los nombres de Adolfo Suaza, Álex Rivera, Arturo Flórez, Diana Ortiz, Filomeno Hernández, Gabriel Nieto Nieto, Helmut Soltau, Ignacio Monge, Jairo Plazas, Milton Morales Grillo, Margarita Rosa Gómez Vélez, Mario Ayerbe, Marta Vega, Miguel Darío Polanía, Nubia Lamilla, Pedro Cabrera, Reinaldo Tamayo, Juan Diego Guzmán Tafur. Que el Huila es tierra fértil en talento artístico lo demuestra esta nómina y lo confirman las distinciones y premios que han recibido, contando también el hecho de que algunos son polifacéticos y cultivan, de manera simultánea con la pintura, la literatura y otras artes.
Escritores
José Eustasio Rivera

El mayor de los escritores en la historia del Huila es José Eustasio Rivera, nacido en 1888 en un pueblo cercano a Neiva llamado San Mateo, que después de su muerte cambió su nombre por el apellido del escritor.
Graduado en derecho en la Universidad Nacional en 1917, fue abogado de una comisión limítrofe y en tal calidad conoció las selvas colombianas y las condiciones de vida de sus habitantes. Esta experiencia le sirvió de inspiración para su gran novela, clásico de la literatura hispanoamericana, a la que puso por título La Vorágine, publicada en 1924. Decenas de ediciones colombianas e internacionales, con traducciones incluso en ruso y en lituano, aparte de los idiomas de Europa occidental, dan fe de su merecida fama.
Aparte de novelista de la selva, José Eustasio Rivera fue prolífico en la poesía, conociéndose de él cerca de 170 poemas y sonetos de talante modernista. Rivera comenzó a escribir poesía desde sus años escolares, y al terminar sus estudios universitarios ya había publicado decenas de composiciones, por lo cual no es de extrañar que su primer libro en grande fuera una colección de 56 sonetos, Tierra de Promisión, publicado por vez primera en 1921.

La 'Lolita' de José Eustasio Rivera | Señal Memoria

Música
Jorge Villamil Cordovez
Pocos nombres de compositores colombianos tan conocidos como el de Jorge Villamil Cordovez, y pocas piezas de la música nacional tan establecidas en la cultura popular como Espumas, Llamarada, Oropel, Los Remansos y Me llevarás en ti.

Villamil nació en una hacienda del municipio de Neiva en 1929 y falleció en Bogotá en 2010. Fue autor de más de 200 composiciones de diversos géneros tradicionales, particularmente bambucos, pasillos, guabinas y valses.

 Jorge Villamil - Enciclopedia | Banrepcultural






No hay comentarios:

Publicar un comentario